EL SENTIDO DE TODO ESTO

NADA ES VERDAD. TODO VALE. YA NADA ES SAGRADO. YO SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS. LA TUNA, BAJO SU FRIVOLA APARIENCIA DE CANCIONES INSULSAS, DISFRACES DECANDENTES Y NUMEROS DE CABARET MEDIEVALESCOS, NOS ENSEÑA EL CAMINO Y LA UNICA VERDAD. EL CONOCIMIENTO NO EXISTE. EN LA UNIVERSIDAD NO SE ENSEÑA NI SE APRENDE. A TRAVÉS DEL SOLIPSOLISMO Y EL NIHILISMO CONTEMPLAMOS QUE LAS COSAS SON COMO SON Y NO COMO DEBERÍAN SER. PARA ELLO ES NECESARIO ALCANZAR A VER LA CARA OCULTA DE LAS COSAS....

martes, 8 de noviembre de 2011

APOLOGÍA DE LA EMIGRACIÓN



No me malinterpreten. Adoro ese programa. Lo considero un oasis en medio del yermo páramo desierto en el que se ha convertido el panorama televisivo nacional, tedetés incluido, en cuanto a unos estándares mínimos de decencia, inteligencia y calidad (¿para cuándo auditorías de calidad ISO-9001 para los medios de comunicación?).

Pero lo cierto es que cada vez que veo Españoles en el Mundo me viene a la cabeza el mismo pensamiento: lárgate de aquí, nadie es profeta en su tierra. Me asombra la cantidad de compatriotas que subsisten allende la frontera, todos con similar fortuna y una misma frase clonada: “en España no sería posible vivir así”. Da gusto ver como problemas tales como alquileres estratosféricos, hipotecas leoninas o trabajos temporales e infraremunerados parecen ser males endémicos de esta tierra y no parecen afectar a los colones hispanos del “nuevo mundo”. Todavía no he visto a un español en el mundo que sea becario, o mileurista, o que comparta un piso de 45 metros cuadrados con un rumano, un senegalés o un ecuatoriano (los erasmus no cuentan), que tenga dificultades para llegar a fin de mes o que simplemente esté en el paro.

La explicación más plausible es pensar que “haberlo, hailos”, pero que a nadie le interesaría la vida de un español que trabaje de becario para una multinacional en Bangladesh, u otro que lleva seis meses de desempleo mientras sobrevive haciendo chapuzas en economía sumergida en Dinamarca. De esos ya tenemos bastantes aquí. Así que tomándose la pertinente licencia drámatica en pro del espectáculo, sólo aparece esos españoles, hechos a si mismo, que se han forjado un porvenir provechoso a base de trabajo, audacia, esfuerzo y tesón, convirtiéndose en ejemplo, luz y guía para todos aquellos que deambulamos entre las sombras de estos tiempos tenebrosos que nos ha tocado habitar.

Yo sin embargo, prefiero quedarme con la teoría de la conspiración según la cual esto no es más que un canto de sirena orquestado por los poderes fácticos a través del medio oficial de propaganda (TVE) para que los que protestamos simplemente nos vayamos con la música a otra parte. A mi ni me la pegan. Apología de la emigración. Español, lábrate un futuro, pero fuera de aquí, que luego te entrevistaremos para que nos digas que lo único que echas de menos es la familia y el jamón serrano. Eso sí, orgullosos de nuestra selección, ese nuevo referente patriótico y quizás el único ejemplo contemporáneo de personas que si han triunfado en España. Mentira: ellos también han tenido que emigrar a Austria y a Sudáfrica para prosperar.

Añoro aquellos tiempos en los que cayucos y pateras arrivaban nuestras costas con la frecuencia de las líneas aéreas “low-cost”. Aquello emigrantes venían a España porque nuestra televisión provocaba un efecto llamada al vender una imagen de una España burbujeante en lujos, diversión y frivolidades. Pero a la Coca-cola se le fue el gas. Definitivamente, las cosas han cambiado.

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